Nada
mejor que un té bien caliente para afrontar las bajas temperaturas de estos días. Hay una amplia gama de variedades para saborear en
buena compañía, desde aquí os proponemos algunos tipos, junto con algunas de sus propiedades.
El té se obtiene de la planta Camelia
Sinensis o Thea
Sinensis; es
originaria de China, pero se cultiva y se consume desde hace más de 3.000 años,
siendo la bebida por antonomasia en Oriente. Fue introducida en Europa a
mediados del siglo XVII por los ingleses que habían colonizado la India.
Té blanco, té verde,
té rojo y té negro: una misma planta con diferentes sabores y propiedades
Todos los tés se obtienen de la misma planta. Existen
más de 200 tipos distintos de té, pero se pueden clasificar en 4 variedades
básicas:
- Té Blanco: es el mejor y el más
caro, porque es muy difícil de obtener. Sus propiedades son mejores que
las de todos los demás. De él se utilizan las flores con sus estambres
(pelillos), que se dejan secar sin ser manipulados ni fermentados.
- Té verde (té no fermentado): Se usan sus hojas frescas, yemas y
parte tierna del tallo. Se enrollan, se dejan secar a la sombra durante
muy poco tiempo, para que no fermenten.
Históricamente, el uso medicinal del té verde ha sido
empleado en China desde hace miles de años, y el uso extendido por toda Asia de
esta bebida se considera una práctica saludable.
Muchos estudios
científicos apuntan hacia las virtudes del té, tanto negro como verde. Aunque
todos los tés tienen propiedades
antioxidantes, los tés blancos y verdes
destacan en ello frente al té negro, por su alto contenido en compuestos como
los polifenoles, en particular las
catequinas y el aminoácido teanina.
Por otra parte, cada vez se están obteniendo resultados más prometedores en
torno a la contribución del té verde en la lucha contra el cáncer, entre ellos el de estómago, esófago, ovario y colorectal.
Debemos
recordar que, en muchos países el té se acompaña de grandes cantidades de azúcar, hábito poco saludable y que a la
larga puede influir en la aparición de otras enfermedades, como diabetes,
caries dental, malnutrición, obesidad, etc, por lo que siempre es recomendable
tomarlo sólo ó muy poco dulce.
Probablemente eficaz
para...
Aumentar la agilidad mental, debido a
su contenido en cafeína.
Posiblemente eficaz
para...
Prevenir el cáncer de la vejiga, del esófago, de los ovarios y del páncreas. Las mujeres que beben té regularmente,
ya sea té verde o té negro, parecen tener un riesgo significativamente más bajo
de desarrollar cáncer de ovario si se las compara con las mujeres que nunca o
muy rara vez toman té.
Reducir el riesgo o retrasar la aparición de la enfermedad de Parkinson. El tomar de una a cuatro tazas de
té verde diarias parece ofrecer mayor protección contra la aparición de la
enfermedad de Parkinson.
La presión arterial baja. El té verde podría ser de ayuda para la gente de
edad a las que les baja la presión arterial después de comer.
Disminuir los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre
(hiperlipidemia).
Reducir el crecimiento y desarrollo anormal de células (displasia cervical) producido
por la infección con el virus papiloma humano (VPH).
- Té rojo ó Pu-erh (semi-fermentado), se
obtiene a partir de las hojas que se secan al aire libre durante un
periodo breve de tiempo para controlar su fermentación. Su aroma es ahumado y resinoso. Lo utilizaban los emperadores chinos desde la
antigüedad por que se le tenía por una exquisitez y por sus poderes
adelgazantes y favorecedores de la longevidad. Según algunos estudios, ayuda a
reducir los niveles de colesterol sanguíneo.
- Té
negro, fermentado, a partir de hojas secas que se dejan fermentar
y se vuelven a secar. Es el té común más utilizado en Europa, EE.UU. y en
algunos paises sudamericanos. Contiene muchos taninos con propiedades astringentes,
posee un aroma más fuerte y contiene más cafeína que
otros tés.
Mientras que el té verde por lo general pierde su sabor al
cabo de un año, el té negro lo retiene por varios años. Por esta razón, el té
negro ha sido desde hace mucho tiempo un artículo de mercadeo.
Desde la dinastía Tang el té negro preparado con
agua caliente podía servir de colorante para las telas, siendo popular entre
las clases más bajas que no podían acceder a otro tipo de colorantes. Aunque
curiosamente, en chino, el té negro se refiere al que nosotros llamamos rojo o
Pu-erh.
En el Reino Unido existe una gran tradición de
consumo de té negro, con distintas variedades. Los breakfast teas más destacados
son el English Breakfast y el
Assam. Los afternoon teas son
el Earl Grey, Darjeeling y Ceylon.
Té Rooibos: tisana sudafricana
Se le conoce popularmente como té rooibos,
pero botánicamente no es un té, sino un arbusto que crece de manera natural en
Sudáfrica, del que se han aprovechado tradicionalmente sus hojas para elaborar
infusiones. Dado que no es un té, esta infusión no contiene cafeína. Hay estudios en ratas que
hablan de las propiedades
cardioprotectoras de esta infusión.
El rooibos
rojo es también conocido
como rooibos fermentado (aunque
no sería correcto llamarlo así ya que no se produce tal fermentación sino un
proceso de oxidación). La
principal diferencia con el rooibos verde es que el rojo, una vez cortado y antes
de proceder al secado se deja expuesto al oxígeno, de esta manera toma ese
color rojizo.
El rooibos verde posee
más antioxidantes y es más parecido al té blanco, y como resultado
obtendremos una infusión con una tonalidad
levemente verdosa, y un sabor muy suave y afrutado.
Receta de té pakistaní
Foto: http://www.flickr.com/photos/samuelraj/3343952201/sizes/m/in/photostream/
¾ litro de
agua
½ litro de
leche
4-6
cucharadas colmadas de azúcar, azúcar moreno ó unas gotas de edulcorante
3 cucharadas
de té negro en hojas ó 4 bolsitas
1 cucharadita
de canela
½ cucharadita
de jengibre molido,
¼ de
cucharadita de clavo molido
¼ de cucharadita
de nuez moscada molida
8 semillas de
cardamomo
En una
cacerola ponemos el agua a calentar junto con el té, el azúcar, las especias y
las semillas de cardamomo ligeramente machacadas. Llevamos a ebullición,
dejando que hierva unos 5 minutos para extraer todo el sabor de los
ingredientes. Agregamos la leche, removemos y dejamos que se caliente hasta que
vuelva a hervir, teniendo precaución de que la leche no rebose. Colamos y
servimos bien caliente.